Corte 1: Día esperado con anhelo para realizar una de las cosas que más nos gusta hacer en la vida: comer.
Este será un día distinto, visitaremos dos de los lugares más representativos y tradicionales de la cultura popular bogotana: el piqueteadero doña nieves; lugar frecuentado para saborear las delicias del piquete y la comida tradicional cundí-boyacense y brasitas 65 un negocio familiar enfocado a la gallina criolla, sin dejar de lado una de sus especialidades como el hueso de marrano los dos acompañados de hogao.
Corte 2: El aroma, el color, el sabor y la estética de esta preparación gastronómica nos muestran que el piquete sabanero es un verdadero exponente de la cocina criolla.
Las papitas chorriadas, la yuca, la arepa boyacense de cuajada, entre otras exquisiteces, congregan diversidad de personas, por lo que se puede decir que la mezcla de razas, sexos, estratos, profesiones, edades y creencias religiosas.
Corte 3: Mientras nos dirigimos a esos lugares, a paso lento pero seguro, observamos a las personas que se encuentran disfrutando el plato de su elección, impregnándome desde el primer instante de los más surtidos y penetrantes olores que llegan de la cocina.
Antes de obedecer a nuestros impulsos de escudriñar y por supuesto, de comer, nos detuvimos ante sus fantásticas decoraciones de ambos lugares que muestran fragmentos de la cultura urbana, como escenario principal, sus costumbres y tradiciones, nos deja ver su mejor cara.
Corte 4: En ambos escenarios gastronomicos se muestra el orgullo que siente por lo construido a lo largo de toda su historia y tradición cultural.
Numerosas familias con padres, hijos, nietos, sobrinos, suegros y amigos, parejas de novios y de esposos, comienzan a realizar sus pedidos dejando bien claro que entre más caliente y abundante mejor.
Ingenieros, amas de casa, abogados, comerciantes, periodistas, estudiantes, pensionados, turistas, mujeres embarazadas, abuelos y otras personas de edades y ocupaciones diferentes, van dispuestos a deleitarse con alimentos criollos.
Corte 5: Nos detenemos a observar a los comensales y nos muestran sus elecciones. Esto que vemos nos lleva a una conclusión: la gran mayoría comienza con un caldo de gallina y arepa campesina, de entrada, porque minutos después como un verdadero acto de magia aparece la gran protagonista, de una pequeña puerta color verde emanando humo como si hubiese llegado la respuesta a una ofrenda divina con sus alas abiertas ostentando ese poder y jerarquía que la hace ubicar por encima de los otros componentes del piquete.
Corte 6: A unos metros de distancia entre risas y cordialidad y un compartir familiar se percibe el hervor de un consomé caliente acompañado de pan. Fugaz momento seguido del tan anhelado manjar criollo en donde la pierna, la pechuga y la cabeza son las protagonistas, sin dejar de lado a sus cooestrellas, la papa la yuca y la arepa, para interpretar la fantástica obra del piquete sabanero, embrujados por el aroma a comino y cebolla que emana una gran ventana enchapada en baldosa blanca en donde se estrechan lazos de la relación cliente, propietario y personal de servicio, finalmente nos disponemos a cercenar a esta diosa espernancada que sin ningún pudor nos muestra sus entrañas.
Corte 7: Los olores y el sonido ambiente de estos místicos lugares se mezclan, convirtiéndose en una banda sonora que, abre el apetito.
La magia de la comida de los piqueteaderos, además consigue reunir a todo un núcleo familiar, sin importar los lazos de consaguinidad, entorno a un mismo fin, comer y llenarse de cultura popular.
PARA PODER VISUALIZARLO HACER CLICK EN EL SIGUIENTE LINK ;
http://www.youtube.com/watch?v=9HVklclRA6c
lunes, 12 de febrero de 2007
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